Los cambios en la dieta, la práctica de ejercicios apropiados y la adaptación de los hábitos de evacuación pueden suponer un cambio significativo en la vida de las personas con problemas de control de vejiga.
En ocasiones estos tratamientos se consideran terapias conservadoras o de contención.
Dieta
Existen determinados alimentos y líquidos que provocan molestias a algunas personas, pero a otras no les afectan. Es importante que identifique aquellos alimentos y líquidos que le ayudarán o serán un obstáculo. Por ejemplo, el zumo de arándanos ayuda a algunas personas a prevenir las infecciones del tracto urinario mientras que no tiene efecto en otras.
Un profesional sanitario, como un dietista, podrá aconsejarle los cambios en su dieta que podrían mejorar su problema intestinal o aliviar los síntomas.
Asegúrese de beber suficientes líquidos, algo importante para su salud en general. Se recomienda beber de 1 a 2 litros (unos ocho vasos) de líquido al día.
Un profesional sanitario (como un fisioterapeuta o una enfermera) le ayudará en estas rutinas de ejercicio y hará un seguimiento de sus progresos
El alcohol puede provocar problemas a algunas personas, ya que es diurético (aumenta la frecuencia con que se va al lavabo). El café, el té y las bebidas gaseosas pueden actuar como estimulantes de la vejiga.
Algunos zumos de frutas, como el zumo de pomelo, también son diuréticos. Se cree que el zumo de arándanos tiene menor efecto sobre la vejiga.
Los edulcorantes artificiales pueden afectar al control fecal y urinario. Pueden irritar la vejiga y ablandar las deposiciones. Se encuentran en bebidas y alimentos bajos en calorías.
Estilo de vida
El tabaco puede aumentar los síntomas de la incontinencia por de esfuerzo ya que, al causar tos, añade presión sobre el abdomen.
El peso excesivo puede suponer un problema ya que ejerce presión sobre los músculos y la vejiga.
Un buen estado físico y el ejercicio físico regular le ayudarán a mejorar su estado general de salud y el funcionamiento de la vejiga. Aunque la posibilidad de que se produzcan episodios de incontinencia mientras realiza ejercicio le haga dudar, intente mantener su actividad. Consulte a un fisioterapeuta para obtener información sobre los ejercicios más adecuados para su caso.
El ejercicio y movimiento habitual pueden cobrar especial importancia para aquellas personas que viven en residencias de la tercera edad o con asistencia domiciliaria.
Un profesional sanitario, como un dietista, podrá aconsejarle los cambios en su dieta necesarios para mejorar su problema intestinal o aliviar los síntomas
Ejercicios del suelo pélvico
Los ejercicios del suelo pélvico, también denominados ejercicios de Kegel o rehabilitación del músculo pélvico, también pueden contribuir a aliviar la incontinencia urinaria, especialmente la incontinencia de esfuerzo.
Estos ejercicios refuerzan la estructura muscular del área pélvica. Deberá realizarlos durante al menos tres meses para comenzar a obtener resultados.
Los ejercicios específicos para la incontinencia fecal debida a problemas musculares se centran en el músculo del esfínter anal, que rodea el ano. Requieren la contracción y relajación del ano. Estos ejercicios se pueden realizar en distintas posiciones, por ejemplo, sentado o tumbado.
Un profesional sanitario (por ejemplo, un fisioterapeuta o una enfermera especializada en incontinencia) le proporcionará asistencia para realizar estas rutinas y hacer un seguimiento de sus progresos.
Las mujeres pueden utilizar conos vaginales para aumentar la eficacia y efectividad del ejercicio. Se trata de contrapesos que se introducen en la vagina. Al igual que sucede en cualquier otro entrenamiento con peso, cuanto más peso se aguante, más fuertes serán los músculos.
El biofeedback o bioinformación es una técnica que se emplea para medir las contracciones de los músculos durante la realización de ejercicios. Le ayudará a determinar cuándo se accionan los músculos apropiados y qué grado de fuerza se está aplicando. Puede ayudar a garantizar que los ejercicios se realizan correctamente.
Existen diferentes tipos de aparatos que le indicarán las características de sus contracciones musculares mientras las utiliza. Algunos utilizan sonidos y otras referencias visuales (mediante pantallas) para proporcionar información sobre las contracciones musculares.
Las reacciones emocionales pueden provocar tensión, especialmente en el abdomen. Esto, a su vez, provoca presión sobre la vejiga y el intestino
La estimulación eléctrica se emplea para desarrollar la resistencia de los músculos. Los electrodos se sitúan en la vagina o en el ano y generan una leve estimulación de los músculos por medio de impulsos eléctricos. Esto origina la contracción y posterior relajación de los músculos, además de contribuir a tonificarlos. También pueden ayudar a las personas con vejiga hiperactiva, ya que reducen la sensibilidad.
Terapia de conducta
Una parte de la terapia de conducta consiste en establecer horarios regulares para ir al lavabo. Se denomina entrenamiento vesical. Esta técnica puede ayudarle a conseguir que sus hábitos intestinales sean previsibles.
Otro aspecto de este tipo de terapia consiste en ir ampliando el periodo entre las horas que haya establecido para ir al lavabo.
Deberá seguir esta terapia durante al menos seis semanas para obtener resultados.
La reducción del estrés y la ansiedad que provoca el hecho de ir al lavabo puede resultar de gran ayuda. Las reacciones emocionales pueden provocar tensión, especialmente en el abdomen. Esto, a su vez, crea presión en el intestino y la vejiga, por lo que quizá sienta la necesidad de ir al lavabo.
Última actualización de esta página : 23.05.2007